Quisiera tomarme un minuto para dirigirme directamente a mis colegas, los líderes educativos, independientemente de su función. Estamos otra vez a mitad de año, y debido a mi experiencia como profesora, directora de escuela secundaria y supervisora de docencia, sé cómo se siente este periodo.
Es probable que nos hayamos sentido agotados. Muchos de nosotros quizás nos descubrimos reflexionando acerca del periodo lectivo que se acababa de cerrar, mientras nos ocupamos en planear los objetivos del siguiente semestre o año por comenzar. Si habitamos en el hemisferio norte del planeta, probablemente estuvimos pensando en las actividades de aprendizaje profesional a desarrollar durante el verano; y si no, puede que estuviésemos considerando otras actividades profesionales para integrar a nuestras herramientas.
Incluso en equipos docentes de primer nivel, la búsqueda de objetivos de mejora es una constante en el ciclo de enseñanza-aprendizaje.
Pero hay muchas ideas, iniciativas y conceptos que demandan nuestra atención. ¿Por dónde empezar? ¿Cuál es el objetivo? ¿Qué es lo que tendrá un mayor impacto al final? Sencillamente, no podemos hacerlo todo, por tanto, debemos asegurarnos de poner nuestros esfuerzos donde realmente importa, y así marcar una diferencia.
Diversas investigaciones han demostrado de manera cuantificable que cuando la retroalimentación tipo “¿Qué sigue?” se ofrece como parte de un ciclo formativo, los estudiantes tienen más probabilidades de mejorar.
Cuando el tiempo y la paciencia son escasos, tenemos que ser muy selectivos a la hora de aprovechar nuestros recursos. De hecho, hace algunos años, cuando trabajé bajo la supervisión de una superintendente talentosa, y me nombraron directora, al recibir la noticia fui con ella y le pregunté qué consejo me daría para enfrentar esta transición. “Patti”, me dijo, “le muestras a la gente lo que vales por cómo gastas tu tiempo y tus recursos, así que gasta ambos sabiamente”. Nunca me olvidé de ese consejo, y ciertamente es relevante hasta hoy.
La verdad es que todos los educadores, y particularmente los líderes educativos, tienen un suministro limitado de recursos, tanto de tiempo como de dinero. Intentar abarcar todo solo agravará los abrumadores niveles de estrés y agotamiento que los académicos de todo el mundo dicen padecer por estos días. Ante esto, lo importante es saber tomar decisiones estratégicas.
Cuando lo decimos así parece tan obvio, tan fácil. Sin embargo, no lo es. Desarrollar una estrategia que mejore los resultados de los estudiantes de manera formativa requerirá esfuerzo y compromiso.
Tendremos que considerar tanto lo que escogemos hacer como no hacer; tendremos que tomar decisiones difíciles, e invertir tiempo y recursos si queremos que sea eficaz. La retroalimentación tipo “¿Qué sigue?” es una gran idea y tomar la decisión de implementarla nos ubica en una dirección específica, pero no nos ofrece los pasos concretos y prácticos para llegar a ella. Ahora que ya sabemos el porqué, a continuación profundizaremos en el cómo:
5 consejos para que los educadores implementen eficazmente la retroalimentación tipo “¿Qué sigue?” 5. Empieza investigando… ¡pero no te estanques!Es raro que un educador quiera (o tenga tiempo para) gastar horas preciadas leyendo interminables investigaciones académicas.
Sabemos que hay quienes prefieren sumergirse en la teoría, pero si lo que realmente queremos es construir una base sólida en torno a la retroalimentación tipo “¿Qué sigue?” y destacar su relevancia, los textos de investigación pueden resultar desmotivantes.
En su lugar, nos debemos enfocar en los puntos clave que harán entender las ideas esenciales. Nuestro equipo de Turnitin, que incluye a dos de los coautores de la reciente investigación publicada con el Dr. Hattie, ha tratado justo de ahorrar tiempo en este proceso.
Nuestro estudio desglosa la información relevante de modo accesible, ahorrándole al líder educativo tiempo y esfuerzo, al tiempo que garantiza que la iniciativa académica tenga una base en la investigación.
¡Pero no te saltes este paso por completo! El hecho de que los líderes hayan leído la investigación y estén preparados para entrar en acción, no da la seguridad suficiente para asumir que nuestros profesores lo están. Asegúrate de que conozcan la investigación y su impacto.
4. Enfatiza la importancia de un ciclo de retroalimentación formativa conectado a las rúbricasLa investigación que desarrollamos junto al Dr. Hattie demuestra que la retroalimentación tipo “¿Qué sigue?” es más efectiva cuando se ofrece durante el proceso de escritura y revisión. ¿Por qué? ¡Los estudiantes necesitan la oportunidad de revisar para poner en práctica la retroalimentación! Esto significa que para marcar la diferencia no basta con ayudar a los instructores a entender la retroalimentación tipo “¿Qué sigue?”; también es necesario ponerla en el contexto del ciclo formativo.
Los estudiantes nos han contado que cuando la calificación ya está puesta en la tarea, ésta ya ha terminado para ellos: piensan que literalmente se cerró el libro. Para muchos, una vez que se califica una actividad, automáticamente queda en el pasado, y no tiene ninguna relación con la siguiente. Para animarles a que se comprometan con la retroalimentación y hacer mejoras en sus trabajos, los comentarios deben estar disponibles para que puedan usarlos en sus revisiones.
Otra clave aquí es “conectar con la rúbrica”. La rúbrica funciona como una especie de contrato entre el educador y el estudiante: esto es lo que yo, el instructor, estoy evaluando; esto es lo que espero de ti, el estudiante, y a cambio, así es como evaluaré tu rendimiento. Conectar la retroalimentación concretamente a este “contrato” ayuda al estudiante a ver la relación explícita entre su trabajo, su revisión y su calificación final.
*Consejo: Dentro de Turnitin Feedback Studio, puedes vincular la retroalimentación con los criterios de la rúbrica para hacer la conexión clara. Este práctico video explica cómo utilizar correctamente el sistema.
3. Sé concreto y explícitoLimitarse a presentar las investigaciones a los docentes y luego pedirles que pongan esta información en práctica no va a funcionar. Los profesores tienen millones de ideas en sus cabezas mientras intentan tomar cientos de decisiones al día. Si queremos encontrar un espacio en sus mentes, debemos ser directos, concretos y explícitos. Un concepto vago de retroalimentación no servirá. En su lugar, muéstrales exactamente cómo funciona la retroalimentación efectiva. En nuestro estudio se muestran ejemplos útiles.
2. Ofrece tiempo para practicar y colaborarCuando dirijas una iniciativa de aprendizaje profesional, por favor no olvides la parte del aprendizaje. Aunque los adultos no aprenden exactamente igual que los estudiantes más jóvenes, necesitan actividades que apoyen su aprendizaje.
Limitarse a entregar información y directrices no va a garantizar una comprensión total de las ideas para que puedan aplicarlas de forma independiente. Hay que tomarse el tiempo necesario para modelar las técnicas que estamos fomentando, estructurar las actividades para ayudarles a darle un sentido y crear oportunidades para aplicar el aprendizaje. Si queremos que los docentes usen la retroalimentación efectiva con sus estudiantes, necesitan entender realmente qué es, qué no es y ponerla en práctica.
Si los líderes pueden destinar tiempo y espacio para hacer esto en un entorno de apoyo entre pares, podría incluso ahorrarles tiempo a largo plazo y darle más consistencia a sus esfuerzos. Para lograr esto, compárteles algunos trabajos estudiantiles reales (anónimos, por supuesto) y haz que practiquen la retroalimentación tipo “¿Qué sigue?” alineados con la rúbrica. Para que lo entiendan mejor, haz que ese ejercicio sea también formativo. Dales la oportunidad de compartirlo con sus colegas y recibir retroalimentación.
1. Haz una conexión con las herramientas que ya están usando para ahorrarles tiempoLa elaboración de una retroalimentación efectiva toma tiempo, y tenemos que reconocer que es probable que estemos superponiendo esto a otras tareas que consumen muchas horas. Por ello, es realmente importante tratar de encontrar herramientas que faciliten la realización de las tareas correctas, ya sea reduciendo el tiempo dedicado a las responsabilidades extra o compensando esas horas. Para que implementar una retroalimentación tipo “¿Qué sigue?” consuma menos tiempo y sea más fácil, haz que los docentes trabajen juntos para construir un set compartido de comentarios que pueden ser usados (o ajustados para su uso) por más de una persona. ¡El poder de la colaboración no es algo menor! Si utilizas Feedback Studio, estos conjuntos de comentarios pueden ser construidos dentro del sistema, lo que facilita aún más su uso.
Ahora bien, no voy a pretender que este proceso vaya a ser rápido o fácil. Nunca hay tiempo suficiente para el aprendizaje profesional, y llevará tiempo reunir los materiales necesarios y encontrar el tiempo para lanzar este proyecto. Al final del día, la pregunta que cada uno debe hacerse es si vale la pena esta inversión. La naturaleza de nuestro campo es que todo el mundo parece tener una opinión experta acerca de lo que los educadores deben hacer, pero cuando hay datos reales que demuestran que una estrategia funciona es cuando debemos tomar nota. Si me remonto a lo que me dijo mi querida superintendente, sé que lo que quería transmitir a los profesores, estudiantes y la comunidad es que el aprendizaje y crecimiento real es donde se deberían de invertir los recursos, porque es lo único que realmente importa.