La escritura con IA ha transformado, en poco tiempo, el panorama de la integridad académica.
Sin embargo, la escritura con IA ha existido por décadas. El término Inteligencia Artificial, también conocido como IA, fue acuñado por John McCarthy en 1956. Por su parte, la escritura con IA ha existido desde 1967 cuando Alison Knowles usó el lenguaje de programación FORTRAN para escribir poemas. Antes de esto, Alan Turing abrió la discusión acerca de IA en 1950 cuando preguntó, “¿pueden pensar las computadoras?”.
A partir de ese momento, la escritura con IA ha florecido, ganando más visibilidad durante el último tiempo. En 2014, Associated Press se convirtió en la primera sala de redacción de noticias en tener una IA como editor. En tanto, el Washington Post usó Heliograph para escribir artículos para los Juegos Olímpicos de Río en 2016. Ahora, existe una amplia variedad de servicios de escritura con IA disponibles para todos, permitiendo a estudiantes, investigadores y otros, introducir varios puntos de datos para que una IA de escritura termine un ensayo o un artículo.
El hecho de que la escritura con IA haya cumplido funciones válidas y haya penetrado en respetados bastiones del periodismo enturbia las aguas para la escritura académica. Si los periódicos pueden usar IA, ¿por qué los estudiantes o investigadores no podrían?
Al igual que la trampa por contrato, usar IA para escribir una tarea no constituye plagio técnicamente hablando. No se está copiando ningún trabajo original. Pero al mismo tiempo, tampoco es un trabajo original escrito por un estudiante. La escritura con IA y la trampa por contrato son muy parecidas en muchos aspectos; cuando se trata de trampa por contrato, los estudiantes envían una solicitud a una fábrica de ensayos y reciben de vuelta un trabajo escrito. En la escritura con IA, la única diferencia es que el trabajo es generado por una computadora. En este sentido, utilizar la escritura con IA para completar una tarea y presentarla como propia se considera una mala conducta.
Esto nos lleva a la encrucijada de la escritura con IA en aula, donde los textos generados con esta tecnología están provocando nuevos problemas.
En Turnitin, estamos comprendiendo el “panorama general” de la escritura con IA y sus beneficios a largo plazo, al mismo tiempo que salvaguardamos la verdadera intención que hay detrás del aprendizaje y la adquisición de conocimientos. El CEO de Turnitin, Chris Caren fue entrevistado recientemente por Jasper AI con el objetivo de abordar las oportunidades y los desafíos de la escritura con IA en espacios educativos:
“Sabemos que la IA puede ser una fuerza positiva para la educación cuando hay un acceso equitativo, transparente y hábil a esta herramienta”, declaró Caren en la entrevista. “Como empresa dedicada a la integridad académica, defendemos el uso responsable de la IA. Cuando se utiliza con destreza, vemos que la IA puede servir de ayuda para el aprendizaje y de herramienta intermediaria que puede incluso facilitar una búsqueda intelectual más profunda. Nos centramos en todos los posibles casos de uso en la actualidad y en la evolución de esos usos, considerando en ambas las implicaciones positivas y negativas de las herramientas con IA”,
¿Cuáles son las implicaciones positivas, según Caren?
- La IA puede empoderar al estudiante. De acuerdo con Caren, esta herramienta pone a “los estudiantes en posición de dar retroalimentación, en lugar de estar siempre en el extremo receptor. Esto le da a los estudiantes una nueva perspectiva acerca de cómo evaluar su propia escritura”.
- La IA puede ser un gran apoyo a lo largo del viaje de aprendizaje. Caren afirma que, “para los escritores avanzados, la IA generativa puede remover mucho de los mecanismos repetitivos de escritura. Esto permite a los escritores experimentados enfocarse en el panorama general y en pensamientos de alto nivel”.
- La IA puede mantener los ciclos de retroalimentación a escala. “Para los educadores”, señaló Caren, “los Grandes Modelos Linguísticos tienen el potencial de escalar masivamente el resumen y la retroalimentación. Esto les permite utilizar más tiempo en la retroalimentación de conceptos más elevados, e incluso les permite generar una mejora en la consistencia e imparcialidad de la calificación”.
La IA también plantea retos muy reales a los educadores en este momento.
Los retos inmediatos de la IA que expuso Cris Caren en la entrevista en Jasper AI son:
- Las herramientas de escritura con IA, cuando no se utilizan para fomentar el aprendizaje de los estudiantes, pueden convertirse en una forma de mala conducta; la remediación de esto es una prioridad para los educadores. También es una prioridad para Turnitin, donde la detección de contenido creado por herramientas de escritura con IA como GPT 3.5, ChatGPT, y similares está en progreso.
- Definir el papel de la escritura con IA en la educación (y/o la mala conducta) aún está en proceso. De acuerdo a lo comentado por Caren, “también hemos escuchado decir a los educadores que existen diversas opiniones acerca del uso permitido de herramientas de escritura con IA en el trabajo académico. En Turnitin, reconocemos que las herramientas de escritura con IA más recientes, marcan un claro punto de no retorno”. Esto influye en cómo se aborda la escritura con IA en el código de honor.
- La escritura con IA en los trabajos de los estudiantes es, francamente, nueva y los educadores todavía están descubriendo todas las capacidades de esta tecnología, por tanto, también las estrategias para mitigar la mala conducta.
La IA es una tecnología disruptiva, así como puede dificultar las cosas en un corto plazo, tiene el potencial de abrir oportunidades para cambios permanentes y positivos. La escritura con IA, según Caren, es “parte del panorama educativo actual” .
Revisar las políticas de integridad académica con los estudiantes es siempre una buena práctica, y debatir abiertamente sobre la escritura con IA y su lugar en el aula, no es solo una manera de dejar claros los límites, sino también de construir canales de comunicación con los estudiantes. Caren afirma, “todos tenemos que volver a lo básico y reimaginar la verdadera intención detrás de la evaluación académica: como un medio para demostrar la adquisición de conocimiento”.