Durante el último tiempo, las discusiones sobre los generadores de escritura con IA han acaparado los medios, gracias al lanzamiento de ChatGPT- a finales de 2022- y aún sigue siendo un gran tema que no para de ganar terreno. La escritura con IA en su doble rol, como amenaza y oportunidad para la sociedad, cobra quizás aún más relevancia en el área de la educación, donde el conocimiento y las competencias de aprendizaje se desarrollan de acuerdo a los criterios tradicionales de autoría y originalidad.
La idea de que el texto autogenerado pronto se convierta en un instrumento de uso diario para los estudiantes ha desencadenado una serie de preguntas, algunas de ellas son: ¿se convertirán los ensayos escritos en una herramienta de evaluación inútil debido al uso de inteligencia artificial, o serán una nueva forma de evaluación más auténtica? ¿Será posible que los estudiantes olviden la capacidad de escribir por sí mismos, o, por el contrario, mejorarán sus habilidades de razonamiento al disponer de grandes cantidades de información a través de la IA?
En este post, abordaremos la importancia de incorporar la IA en el código de honor y en el plan de estudios de tu institución, para establecer un uso responsable de la IA y disminuir aquellos riesgos que puedan existir durante el proceso de enseñanza y aprendizaje. De esta manera, queremos contribuir a que la IA sea entendida como una herramienta de aprendizaje beneficiosa y no como una mala práctica.
Generar un espacio para la escritura con IA
La IA tendrá un rol fundamental en el trabajo del futuro. Pero además de prepararlos para la vida profesional, la escritura con IA ya no es un asunto de “si o no”, sino de cuándo y bajo qué condiciones. El hecho de aceptar el uso de la escritura con IA no tiene por qué significar un ataque a la integridad académica y para ello, es necesario identificar su presencia en los textos, regular su uso y garantizar que no existan situaciones de mala conducta académica.
La actual versión de ChatGPT ya está dejando su marca, en la medida en que los educadores y los estudiantes ponen a prueba sus límites- por ejemplo, cómo abordar la confusión que producen las falsas referencias-. Por esto, es urgente que los académicos establezcan medidas claras, que permitan definir las condiciones de uso de la escritura con IA en el aula y, de esta forma, asegurar el uso responsable de la IA por parte de los alumnos. Establecer expectativas y estándares claros para el uso y asistencia de la IA, significa dejarlo estipulado en el código de honor, por lo que resulta crucial dar a los estudiantes instrucciones explícitas sobre cómo y cuándo pueden usar la escritura con IA, así como poner límites que garanticen la integridad académica. Esto también ayudará a los estudiantes a seguir aprendiendo, a pensar en sus propias ideas y a utilizar elementos clave para el desarrollo de trabajos escritos.
Asimismo, la IA presenta una serie de beneficios en la transferencia cognitiva y, teóricamente, sirve para que los estudiantes puedan aprovechar esta herramienta para liberar tiempo de estudio y seguir avanzando en la taxonomía del aprendizaje. Por otra parte, la IA también permite entregar apoyo a los estudiantes con necesidades educativas especiales y a aquellos que estudian otro idioma. En la escritura con IA, la inclusividad es un elemento clave, ya que existe el riesgo de que se acentúen las brechas de acceso y la falta de equidad entre los grupos de estudiantes; sobre todo, cuando los generadores de IA se convierten en un pay-to-play.
La necesidad de replantearse la evaluación
Tal como hemos visto en los últimos años, la tecnología ha impulsado el cambio pedagógico y, ahora, los pilares de la pedagogía, tienen la necesidad de adaptarse una vez más, para gestionar la incorporación de la IA. Sabemos que un factor clave de la mala conducta académica es la ambigüedad con que los estudiantes entienden qué es aceptable y qué no. El uso de la IA entra en esta categoría, ya que son los propios académicos quienes deben negociar qué papel desempeñará esta tecnología en el aprendizaje y en la evaluación y cómo se ocupará. En este contexto, si la escritura con IA se considera una trampa o no, debe ser determinado por los profesores y por las instituciones. Sin embargo, la idea de prohibir por completo la escritura con IA no es algo que sea sostenible en el tiempo.
La escritura con IA exige a los educadores revisar sus mecanismos de evaluación del aprendizaje y la forma en que se mide originalidad y la capacidad de pensamiento crítico de los estudiantes. Como predijo un colaborador de Plagiarism Today: “La IA no será la causal de la muerte de los ensayos, pero sí puede cambiar la manera en cómo los conocemos hoy. Puede cambiar las pautas que se utilizan, los elementos que se deben calificar y el enfoque general del concepto”. Por este motivo, saber cuándo y dónde un estudiante utilizó la escritura con IA será clave para preservar la integridad de la evaluación, para mantener la reputación de la institución y para asegurar la credibilidad de la certificación con la que se gradúan los estudiantes.
Entonces, ¿cómo plantear retos y motivar a los estudiantes en medio de la gran ola de la escritura con inteligencia artificial?, esa es la tarea que nos ocupa. La Oficina de Integridad Académica de la Universidad de California en San Diego, por ejemplo, hizo pública su matriz de toma de decisiones, para responder a los avances de la IA. Una de las inquietudes que se plantean es: si la IA puede realizar una tarea, ¿por qué deberíamos pedirle a los estudiantes que la hagan? y ¿cómo se podría modificar una tarea para incluir pasos donde se necesite del ingenio humano? En esto último, los educadores quedarían en gran posición, para lograr un escenario ideal en el que los alumnos utilicen la escritura con IA como base o punto de partida, para luego introducir su propio enfoque.
La IA y la responsabilidad de los estudiantes
Aunque la IA cambia las reglas del juego en la educación, también presenta algunas consideraciones familiares para que los estudiantes se responsabilicen por sus propios trabajos. Una de ellas son los códigos de honor, documentos que deberían ser actualizados en relación al uso de la IA. No hay que olvidar el importante papel que jugaron los códigos de honor en la reducción de la motivación por hacer trampa y durante las clases a distancia. Para seguir enseñando el valor de la integridad, es necesario que los estudiantes puedan reconocer y apropiarse de los resultados de la IA, manteniendo siempre los principios de citación y referencia.
De esta manera, para guiar a tus estudiantes hacia el buen uso de la escritura con IA, debe tener en cuenta lo siguiente:
- Sé transparente con tus estudiantes acerca del potencial de la escritura con IA y sitúela como un “asistente”. Explica y reitera la necesidad del factor humano para guiar la herramienta y obtener un resultado adecuado.
- Discute con tus alumnos sobre los defectos de los modelos actuales de IA (como los sesgos). Estar en conocimiento de los errores cometidos por los generadores de IA ayudará a los estudiantes a actuar con prudencia y responsabilidad durante el desarrollo de su trabajo.
- Propón ejercicios prácticos para que los estudiantes pongan a prueba la escritura con IA y puedan perfeccionar las instrucciones que le dan a la herramienta.
- Diseña evaluaciones que utilicen la IA de forma intencionada para que los estudiantes aprendan a reconocer sus fortalezas y debilidades.
- Incluye en los programas de clase un repaso sobre la escritura con IA al principio de cada trimestre, con el objetivo de motivar un uso responsable de la IA y preservar la integridad académica.
Somos conscientes de lo desafìante que puede resultar -en esta primera fase- codificar la escritura con IA en una nueva normativa. Pero es importante mencionar el límite de su uso en el código de honor, para dar cuenta a los estudiantes de que es algo que está en el radar. En definitiva, una política de integridad académica o un código de honor deben considerarse como un trabajo en curso que se adapte al dinamismo de la IA. Significa, incluso, renegociar algunos de los conceptos que nos hemos formado en torno a la autoría y a lo que constituye un trabajo original. Lo importante es aplicar los controles y ajustes necesarios, para mantener la seguridad de la evaluación y la autenticidad del aprendizaje en esta nueva era.
La detección de la escritura con IA y la tecnología de Turnitin
A medida que los modelos de escritura con IA aumentan su sofisticación para imitar la producción humana, la pregunta que todos se hacen es: ¿cómo pueden los educadores reconocer de forma confiable lo que está escrito por humanos y lo que está escrito por máquinas? Aunque el complejo mundo de la escritura asistida con IA puede ser algo nuevo para muchos, Turnitin se ha estado preparando para su adopción durante los últimos dos años y medio; investigando y desarrollando la solución para reconocer la escritura asistida con IA. Si combinamos este elemento, con el hecho de que hemos estado a la vanguardia de la tecnología de escritura académica durante casi 25 años, lo anterior nos pone en una posición única para ofrecer una solución de detección de escritura con IA, adaptada a las necesidades de cada institución.
La herramienta que Turnitin lanzará próximamente para detectar la escritura asistida con IA y la escritura a través de ChatGPT, no pretende ser una medida punitiva prohibitiva para el uso de la IA, sino que ofrece a los educadores la posibilidad de defender el uso responsable de la IA. Además, y al igual que en otras de nuestras soluciones, los académicos podrán obtener una comprensión más profunda del aprendizaje de sus alumnos. Bajo nuestra filosofía de la IA proporcionamos información y datos significativos para que los educadores puedan determinar si están frente a un trabajo original o a una forma de mala conducta académica.
Creemos que la capacidad de detectar la presencia de IA en los trabajos académicos aportará transparencia a la política de uso de IA de las instituciones y ayudará a defender el código de honor y la cultura de integridad de la que depende la educación.