A principios de este mes, tuve la oportunidad de participar en la mesa redonda “Ética e IA en el mundo académico” en la reconocida convención tecnológica CES de Las Vegas (EE.UU.).
Reflexionando sobre el debate que se dio en el panel, me gustaría compartir con ustedes algunas ideas adicionales, ya que sé que muchos de nuestros aliados educativos comienzan su nuevo año escolar o inician su semestre en primavera.
Como Directora de Producto de Turnitin, a menudo me pregunto qué habilidades busco al momento de evaluar a los candidatos a un puesto de trabajo: inteligencia emocional, capacidad de pensamiento crítico, habilidad para trabajar bajo presión y creatividad son algunos de mis criterios. Sin embargo, tras el lanzamiento público de ChatGPT, también consulto a los candidatos acerca del uso que le dan a las herramientas de escritura con IA. Esto lo hago sin afán de probarlas, sino más bien para aprender usos nuevos y evaluar la curiosidad de los postulantes.
Las herramientas de escritura con IA tienen el gran potencial de hacernos la vida más fácil, permitiéndonos mejorar y adaptar los contenidos, superar las barreras lingüísticas, aumentar la productividad y ayudarnos en el proceso de lluvia de ideas. No obstante, antes de aprovechar los beneficios de estas herramientas, necesitamos entender cómo utilizarlas de forma responsable y ética.
Ahí es donde entran en escena los educadores y las instituciones educativas.
El papel de los educadores en la escritura con IA
Sabemos que los estudiantes utilizan herramientas de escritura con IA, como ChatGPT. De hecho, según el estudio de Tyton Time for Class 2023* Generative AI in Higher Ed (IA Generativa en la Educación Superior), casi la mitad de los estudiantes encuestados afirmaron ser usuarios habituales de IA generativa, y el 75% de ellos señaló que la seguirá utilizando aunque sus profesores o sus instituciones educativas se las prohíban.
Además, el 75% de los profesores consultados en el mismo reporte señaló utilizar regularmente herramientas de escritura con IA. Este mismo porcentaje de educadores, también cree que los graduados necesitan saber utilizar esta tecnología para tener éxito de manera efectiva en un entorno profesional donde ya existe la IA.
Sin duda, el aula puede ser parte de la solución, ya que es un espacio seguro para que los estudiantes aprendan, practiquen, se arriesguen y crezcan con la tecnología. El salón de clases- físico o virtual- puede servir de campo de entrenamiento para que los estudiantes comprendan los límites éticos, experimenten con confianza, aprendan a discernir entre hechos e información inexacta y refuercen sus habilidades de pensamiento crítico. En este entorno, los estudiantes pueden entender los puntos fuertes y débiles de la IA generativa. Bajo la dirección de un educador, los alumnos pueden incorporar esta tecnología a su flujo de trabajo para generar ideas, identificar datos válidos e investigar.
El aula constituye una gran oportunidad para preparar a los estudiantes para futuras entrevistas de trabajo en las que se les puede pedir, por ejemplo, describir una ocasión en la que utilizaron una herramienta de escritura con IA para ejecutar un proyecto con éxito.
Los profesores y las instituciones educativas necesitan socios de confianza, como Turnitin, para navegar por esta nueva realidad y sentirse comprendidos en cuanto a sus necesidades y la de sus estudiantes. De hecho, dos años antes del lanzamiento público de ChatGPT, ya estábamos trabajando en el desarrollo de una herramienta que ayudara a los educadores a tener visibilidad del uso de la escritura con IA para que pudieran guiar oportunamente a los estudiantes en la aplicación responsable de esta tecnología, sin perder de vista la integridad académica.
La alfabetización en IA no sustituirá a las habilidades de escritura
Como ya he mencionado antes, la escritura con IA no va a desaparecer. Sin embargo, quiero ser enfática: la IA generativa puede ser una poderosa herramienta de investigación, no de pensamiento definitivo, por tanto la escritura tradicional seguirá siendo la base sobre la que se desarrolla cualquier otra habilidad.
Un extracto de una antigua publicación que hice en LinkedIn lo resume perfectamente:
“Sabemos que ChatGPT sabe escribir. Puede producir palabras que suenan bien y tengan sentido, pero la gente que sabe escribir puede hacer que ChatGPT cante y baile.
“Si se da acceso a herramientas de escritura con IA generativa a un escritor competente, puede conseguir que la producción de información pase de ser básica a excelente. Además, dada la propensión de los grandes modelos lingüísticos a inventar cosas, los escritores avanzados también han aprendido a ser pensadores críticos y reconocen la falsedad. O, al menos, saben lo suficiente como para verificar la información.”
Así que, en respuesta a esta nueva tecnología, los profesores y las instituciones educativas deberían considerar el uso de sus aulas como un espacio destinados no solo al desarrollo de habilidades convencionales de escritura -que siempre serán ampliamente valoradas por los empleadores-, sino también como un lugar seguro para que los estudiantes experimenten con la escritura con IA para aportar magia y chispa extra a su futuro desempeño laboral.
*Turnitin participó como patrocinador de los estudios de Tyton: Time for Class 2023 y GenAI in Higher Education.