El mal uso de la IA está siendo la mayor preocupación de los educadores de todo el mundo. Como profesora de secundaria retirada en Estados Unidos, mis pensamientos están con mis amigos y colegas que vuelven a sus aulas para preparar el próximo año escolar. Pero más allá de la geografía y de los horarios, lo cierto es que los educadores de todo el mundo se están enfrentando al impacto que están provocando las herramientas de escritura con IA en el aula.
En esto hay buenas y malas noticias. Admitámoslo, el concepto de herramientas de escritura con Inteligencia Artificial (IA), fácilmente disponibles en la sala de clases, es todavía algo relativamente nuevo, por lo que su inclusión será aterradora, aunque también, emocionante. Y sin importar si tu reacción es de terror o de emoción, es primordial respetar todo aquello que te genere. La confusión no radica solo en el posible mal uso de la IA, sino también en la certeza de que algunos estudiantes van a intentar utilizar una de estas herramientas en algún momento, con o sin la orientación adecuada. Por este motivo, es importante que los educadores tomen la iniciativa. Ignorar la IA es potencialmente peligroso para el crecimiento de los estudiantes.
Sin embargo, si somos sinceros, hay mucho que hacer en un curso, durante un semestre, en un año escolar, o fuera de él. Completar todas las tareas y priorizar aquellas que son importantes es, a veces, desalentador a un nivel muy básico. En un mundo ideal, un profesor debería comenzar a prepararse para un curso con todo en su lugar, incluyendo políticas institucionales con respecto a la IA. Todo lo que necesitaría sería hacer algunos ajustes a las tareas en casa, para que reflejen el uso y/o mal uso de las herramientas de escritura con IA. (¿Eso es todo?) Teniendo en cuenta el gran número de deberes que existen en un curso, esta afirmación es, como mínimo, formidable. Afortunadamente, este blog se centra en soluciones (relativamente) fáciles.
La cuestión es la siguiente: La enseñanza de la escritura en la era de la IA se parece mucho a la buena práctica de la escritura, antes de que existieran estas herramientas. Este blog no solo va a ofrecer ejemplos sólidos de prácticas de escritura, sino también explorará el impacto del mal uso de la IA en el aprendizaje de los estudiantes, incluyendo consejos sobre cómo enseñar a los alumnos a utilizar la IA de forma adecuada y eficaz.
Profundicemos en el tema.
¿Cuál es el impacto de un mal uso de la escritura con IA en el proceso de aprendizaje?
Esta es una gran pregunta que requiere de un poco de reflexión. En primer lugar, no hay una respuesta única y fácil. El mal uso de la IA puede variar de una tarea a otra, de un curso a otro y de los requisitos de un profesor con los de otro. Pero ahora mismo, como punto de partida, ésta es la pregunta que hay que hacerse antes de tomar cualquier decisión. Más concretamente, ¿cuál es el impacto del mal uso de la IA en el aprendizaje para esta actividad pedagógica, en esta clase y para este profesor?
No es una pregunta nueva, pero la forma en que funciona la IA influye en la respuesta. Los educadores llevan años luchando contra la deshonestidad académica en muchas formas diferentes y el mal uso de las herramientas de escritura con IA es su última versión. Y aunque parece diferente, en muchos aspectos no lo es. El mal uso de la IA afecta a la integridad del aprendizaje y se convierte en la antítesis de lo que a los profesores se les encarga hacer.
Para que los estudiantes den lo mejor de sí y piensen sus trabajos de forma original, tienen que sentirlos como propios. Esto no quiere decir que el uso de la IA en una tarea sea “incorrecto” o “malo”, sino que por el contrario, hay que encontrar las formas en que su uso no afecte negativamente el aprendizaje de los estudiantes. Para esto, existen ciertas prácticas.
¿Cuáles son las buenas prácticas de escritura en el aula?
Voy a repetir mi afirmación inicial: Las buenas prácticas de escritura en la era de la IA se parecen mucho a las buenas prácticas de escritura que existían antes de que llegaran estas herramientas. Establecer buenas prácticas de escritura en el salón, con una mirada crítica sobre cómo la utilización de la IA puede convertirse en un mal uso de la misma, es un primer paso para establecer una cultura de integridad académica dentro del aula.
¿Qué recomendamos en la sala de clases?
1. Hacer que los estudiantes escriban un trabajo (idealmente en persona) al principio del trimestre, para establecer una base de su estilo de escritura. Lo más probable es que ésta ya sea una práctica habitual en muchas salas de clases. Los alumnos, por muy jóvenes que sean, tienen un estilo definido. La forma en que utilizan las palabras y la puntuación para contar una historia o defender una tesis, es única. Si surgiera alguna duda sobre el uso incorrecto de la IA, esta muestra ofrece un elemento de comparación objetiva.
Esta práctica no solo establece la escritura como una prioridad al principio del curso, sino que además, permitirá al profesor contar siempre con esta muestra para ejercitar ciertas habilidades a lo largo del curso. Por ejemplo, para la escritura de introducciones/conclusiones sólidas, para revisar y para fundamentar argumentos. Utiliza esta tarea introductoria varias veces para enseñarles las habilidades que necesitarán para completar las demás tareas, las que "cuentan".
2. Enseñar a los estudiantes a guardar diferentes borradores. Este segundo consejo encaja perfectamente con el primero y ayudará a los alumnos a pasar al siguiente nivel. El valor de guardar diferentes borradores es incalculable. Aunque puede convertirse en una carpeta poco manejable al final del curso, también sirve para crear un registro del proceso del estudiante, que puede resultar útil, tanto para el profesor como para el alumno, en caso de que surjan preguntas sobre el mal uso de la IA. Guardar varios borradores de práctica, desde la primera clase de escritura, es esencial. Para que esto funcione se requiere de una práctica rutinaria. Si esto siempre forma parte del proceso de escritura, cada vez que le pidas a un estudiante algunos de sus borradores, no será motivo de ansiedad.
3. Impulsar a los estudiantes a hacer seguimiento de sus correcciones. Cuando era una joven estudiante, creía de corazón que había una “copia descuidada” y una “copia pulcra/final” y lo creía fielmente, para demostrarle a mi profesor que seguía el proceso. Mis educadores no se lo creyeron, ¡y yo tampoco! Llevar un registro de las correcciones sirve para dejar constancia de los progresos de los alumnos a medida que aportan ideas, redactan borradores y revisan. Estos trabajos escritos pueden ser revisados, en caso de sospecha de un mal uso de IA, pero también permiten al estudiante y al educador determinar cómo y por qué cada corrección ayuda a cumplir con el objetivo de la tarea. Y si la corrección no mejora la escritura, será necesario propiciar otra conversación con orientaciones complementarias o aclaraciones adicionales, lo que también es parte de la experiencia de aprendizaje.
4. Sumar espacios de conversación entre educadores y estudiantes a lo largo del curso. Las consultas requieren mucho tiempo y compromiso por parte del alumno y del profesor. Como educador, es importante aprovechar las oportunidades para revisar con regularidad los borradores con los estudiantes, con el objetivo de proporcionar retroalimentación formativa, cuando todavía es posible influir en el trabajo del alumno. Esta puede ser una oportunidad para redirigir o para impartir una mini-lección, antes de que los estudiantes terminen y consideren que el trabajo está completo. Nunca se hará suficiente hincapié en el valor de los comentarios positivos. Asimismo, el revisar los borradores durante el curso influirá en la calificación de la entrega final, ya que el profesor tuvo la oportunidad de leer al menos un borrador anterior y de tener en cuenta el crecimiento general y no solo el producto final. La familiaridad con el trabajo final, gracias a la lectura de borradores anteriores, también servirá como herramienta para ahorrar tiempo a la hora de calificar.
Para los estudiantes, la oportunidad de recibir comentarios formativos tiene un valor incalculable. Además, el tiempo de retroalimentación y corrección, brinda la oportunidad de hacer visible la evolución del trabajo de los alumnos, en el caso de que la IA pase a ser un problema. El poder que da “arreglarlo” y/o reconocer el cambio y el crecimiento en la escritura, es clave para que los estudiantes no tomen un “atajo” que los pueda llevar a un mal uso de la IA.
5. Aprender a detectar incoherencias en el estilo. Esta afirmación puede parecer un poco atípica en comparación al resto de la lista, pero hay una razón para incluirla. Para muchos educadores, esta sensación de que algo no va del todo bien en la escritura es el primer paso para ayudar al alumno a evitar algo que puede terminar en un mal uso de la IA. Por ejemplo, el uso de vocabulario (o de alguna otra construcción más sofisticada) que no concuerda con textos anteriores del estudiante o, incluso, con su manera de hablar, suele ser el primer indicio de que algo no anda bien. No es una prueba clara de mala conducta, pero pone de manifiesto la necesidad de leer con más atención o de tomarse el tiempo de volver a ese borrador de escritura de diagnóstico para comparar. Esto podría ser un indicio de un intento de mala conducta, pero también, puede ser solo que el estudiante aún no entiende, por ejemplo, cómo citar el trabajo de alguien más.
La claridad puede llegar tras mantener una conversación con el estudiante. Los espacios de diálogo sobre la escritura ayudan enormemente a la hora de tener que entablar una conversación sobre un posible mal uso de la IA.
¿Qué valor tienen las buenas prácticas de escritura en medio del mal uso de la IA en el aula?
A estas alturas, un educador experimentado podría decir: “Hmmm... esto no es realmente nada nuevo”. Utilizar una pedagogía sólida para combatir las amenazas de la integridad académica no es, de hecho, algo especialmente innovador. Uno de mis antiguos supervisores solía empezar muchas de nuestras sesiones de aprendizaje profesional sobre escritura, diciendo que no es lo mismo asignar tareas de redacción que enseñar a escribir, y esto sigue siendo cierto, incluso hoy en día, cuando nos enfrentamos a la amenaza del mal uso de la IA. Los estudiantes/escritores merecen que se les enseñe a escribir bien, no simplemente que se les exija que lo hagan. Los educadores que enseñan a escribir saben que esto es cierto, por lo que tampoco es revolucionario plantear que no todos los profesores son profesores de escritura.
De igual modo, las buenas prácticas de escritura siempre requieren tiempo. La importancia de algo se mide por el tiempo que se le dedica en clase, pero siempre hay demasiado que hacer en un tiempo limitado. Los profesores simplemente no tienen espacio o recursos para “poner a prueba la IA” en todas y cada una de las tareas, por lo que centrarse en las buenas prácticas de escritura proporciona a los estudiantes las herramientas necesarias para tener éxito, sin tener que recurrir a la “solución rápida” que, a menudo resultan ser muy atractivas.
¿Cómo enseñar a los estudiantes a utilizar herramientas de escritura con IA en clases?
Aunque la inserción de herramientas de escritura con IA en el entorno escolar es esencialmente nueva, algunas de sus formas de uso pueden no serlo. Las sugerencias anteriores son bastante sencillas de incorporar, si es que aún no forman parte de las rutinas al interior de la sala de clase. Enseñar a los alumnos a escribir bien es, sin duda, una de las mejores medidas para combatir el mal uso de las herramientas de IA.
Pero también es cierto que los educadores no pueden darse el lujo de ignorar que, a pesar de que existen buenas intenciones e instrucciones, en algún momento algún estudiante va a cruzar la línea hacia el mal uso de la IA. Enseñar a los alumnos a utilizar las herramientas de escritura con IA con integridad entra dentro del marco de una enseñanza eficaz de la escritura. Es cierto cuando se dice que hay que tener cuidado, porque las herramientas de IA no son un sustituto de la creatividad, del pensamiento crítico o de la escritura original, PERO también es verdad que tienen algunos usos prácticos que los educadores pueden explorar siempre que exista consciencia de sus limitaciones. Para que los profesores puedan ayudar a los alumnos a utilizar estas herramientas de forma eficiente y evitar que se desvíen hacia un mal uso, primero deben conocer sus capacidades. Se espera que los profesores lleguen a ser expertos en todas las cosas y, en parte, esto se debe a que saben investigar y logran hacer sus propios hallazgos. Esta vez, quizás es importante considerar la posibilidad de usar un recurso que ya hizo parte de esa planificación.
Sólo entonces podrán tomar decisiones correctas sobre la mejor manera de utilizar las herramientas de escritura con IA para alcanzar metas. Tanto si se trata de un ejercicio relativamente sencillo de generación de ideas o más sofisticados, como ejercicios de revisión o conferencias que no requieran de un interlocutor humano. Lo importante, es siempre seguir centrándose en el uso ético y en las cualidades únicas que los escritores de carne y hueso aportan a las páginas.
En conclusión: Las buenas prácticas de escritura en la era de la IA se parecen notablemente a las buenas prácticas de escritura existentes antes de la aparición de las herramientas de escritura con IA.
He vuelto esta afirmación a lo largo de todo el texto para destacar su importancia. En lugar de buscar una única “solución”, intenta pensar en las herramientas de escritura con IA como en un puzzle con muchas piezas móviles.
Incorporar estos 5 consejos es solo una pieza que puede tener un impacto positivo y directo en la escritura de tus estudiantes. Te los recordamos para que los tengas a mano:
- Hacer que los estudiantes escriban un trabajo al principio del trimestre para establecer una base en su estilo de escritura.
- Impulsar a los alumnos a guardar diferentes borradores.
- Hacer un seguimiento de las correcciones.
- Dejar espacios para consultas personales a lo largo del proceso.
- Buscar incoherencias en el estilo.
Otra pieza en este puzzle es la detección de escritura con IA que ofrece Turnitin. Comunicar a los estudiantes lo que la detección de escritura con IA puede y no puede hacer y conectarlo con su viaje hacia convertirse en escritores competentes, profundiza la conexión con las buenas prácticas. Incluir regularmente el indicador y el reporte de escritura con IA en las reuniones de asesoría y utilizar esta información para ayudar a los estudiantes a revisar y corregir sus borradores, elimina el factor sorpresa. Puedes seguir aprendiendo sobre esta herramienta y utilizar los recursos disponibles para mejorar tanto tus conocimientos y habilidades, como las de tus estudiantes.
Una última reflexión sobre el armado del puzzle: ¿Es desafiante? Sin duda. ¿Imposible? Por supuesto que no.